For the English version, click here.
El lunes 22 de julio, la Iglesia celebra la Fiesta de Santa María Magdalena. Personalmente, admiro y valoro a María Magdalena por ser el primer testigo de la Resurrección (ver Juan 20, 1–18) y el “apóstol de los apóstoles” (según Santo Tomás de Aquino). Ella ha logrado brillar, aunque por siglos se le ha reconocido erróneamente como la “mujer pecadora” que unge los pies de Jesús (ver Lucas 7, 36–50). María Magdalena se identifica por nombre como la mujer “de la que habían salido siete demonios” (ver Lucas 8, 2).
Mi primera impresión de María Magdalena está relacionada a la obra de teatro “Jesucristo Superestrella”, que salió en 1973. Yo estaba en la primaria en ese entonces. Una de mis canciones favoritas de esa obra musical sigue siendo “I Don’t Know How to Love Him” (No sé cómo amarlo) de Yvonne Elliman. Aunque la letra alude a un pasado lleno de pecado (probablemente relacionado con la confusión sobre la identidad de María), esta canción claramente menciona que ella amaba a Jesús, el cambio que él trajo a su vida y el miedo que ella tenía a ser totalmente amada y aceptada por él.
Que cada uno de nosotros, al igual que María Magdalena, amemos a Jesús con todo nuestro ser, que seamos transformados por su presencia en nuestras vidas y que nos asombremos por las grandes maravillas de nuestro Dios. Amén.
Imagen: Jean Pierre Teullet/cathopic.com