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Jesús dice que el cielo es como una perla preciosa por la que daríamos todo lo que poseemos. Esta parábola nos ayuda a descubrir que, para Dios, nosotros somos esa perla. Jesús dio su propia vida porque él también cree que somos preciosos.
Nuestro mundo sigue pasando por un período de revuelta civil suscitada por la injusticia social, el odio y los prejuicios. Debemos recordar que cada persona, sin importar el color de su piel, su religión, sexo o estatus social, es preciosa para Jesús. Al tratar a los demás, no olvidemos que Nuestro Señor pagó el precio de nuestra vida con su propia sangre. ¡Somos PRECIOSOS!
Comparta con las familias las actividades y la oración del Rincón de la familia de este domingo para ayudarles a seguir reflexionando sobre el Evangelio dominical durante los meses de verano.
Imagen: R. Gino Santa Maria/stock.adobe.com