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Este domingo se conmemora el bautismo de Jesús en el Jordán. Al referirse en una de sus homilías a esta fiesta de la Iglesia, el predicador de la Casa Pontificia,Raniero Cantalamesa dice: “Nos podemos preguntar, ¿también Jesús, tenía necesidad de ser bautizado como nosotros? Ciertamente, no. Él quiso mostrar con aquel gesto que se había hecho uno como nosotros en todo. Sobre todo, quería poner término al bautismo “de agua” e inaugurar el “del Espíritu”. En el Jordán no fue el agua la que santificó a Jesús, sino que Jesús santificó el agua. No sólo el agua del Jordán, sino la de todos los baptisterios del mundo”.
El bautizado es una criatura nueva, ha renacido del agua y del Espíritu; ha llegado a ser hijo de Dios, miembro del cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, y templo vivo del Espíritu Santo.
El Padre celestial pronuncia sobre cada niño o adulto, que sale de la fuente bautismal, las palabras que dijo sobre Jesús cuando salió de las aguas del Jordán: “Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto o mi hija predilecta: en ti me he complacido”.
Oremos: Padre del Cielo, permítenos hacer nuestras las palabras que dijiste durante el bautismo de Jesús y saber que somos tus hijos amados, preciosos a tus ojos. Amén.
Imagen: AdamJanFigel/Shutterstock.com
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