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Esta semana celebramos dos fiestas para honrar a una madre y un hijo: santa Mónica (27/8) y su hijo, san Agustín (28/8). Santa Mónica oró durante años por la conversión de Agustín, para que él pudiera abrazar la fe católica. Durante esos nueve años, Agustín practicaba una religión oculta llamada el maniqueísmo. Con la influencia de san Ambrosio, Agustín eventualmente renunció a las enseñanzas de los maniqueos y recibió el bautismo en el año 387. Él “es considerado el máximo pensador dentro del primer siglo del cristianismo y uno de los más grandes genios de la humanidad” (Aciprensa.com). Agustín sirvió a la Iglesia como sacerdote y obispo y fue declarado un Doctor de la Iglesia.
Dios escuchó y respondió a las oraciones de Mónica. Ella pedía por la conversión de Agustín y Dios tenía grandes cosas planeadas para él. Dios escucha todas nuestras oraciones y las responde de manera que cooperen para nuestro propio bien.
Oremos… Amado Señor, tú conoces el amor que un padre tiene por sus hijos. Ayúdanos a confiarte a los niños que tenemos bajo nuestro cuidado en casa y en el salón de clases. Ayúdanos a confiar en tus tiempos perfectos cuando rezamos por ellos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Traducción: Erika De Urquidi
Imagen: iStock.com/Sedmak
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Muy bonita oración! Gracias por compartir.?♥️