En las Bienaventuranzas, Jesús nos muestra el camino hacia la felicidad y hacia nuestro destino final: el cielo. El evangelista Lucas tiene una obvia preferencia por los pobres. Cuando Jesús enseña las Bienaventuranzas en el Evangelio de Mateo, dice: “Felices los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos” (Mateo 5, 3). Lucas elimina la parte que dice de espíritu. En todo su Evangelio, Lucas destaca a los pobres de verdad, los que no tienen suficiente comida, ropa o un techo para vivir.
Lucas deja claro que aquellos de nosotros que tenemos mucho o solo lo suficiente, experimentaremos desdicha y desagrado por parte de Dios si nos dejamos cegar por estas riquezas mundanas y no reconocemos y buscamos los tesoros del reino de Dios. Buscar los tesoros del reino de Dios abrirá nuestros ojos y nuestros corazones a las necesidades de los pobres de verdad, a quienes Lucas llama felices en estas Bienaventuranzas.
Las colectas para los pobres del Día de Acción de Gracias y de Navidad han quedado atrás, pero las agencias que dan servicios a los menos afortunados siguen teniendo necesidades todo el año. Ahora que se acerca el inicio de la Cuaresma (6/3), usted podría considerar realizar una colecta para los “pobres de verdad”. Los albergues para indigentes casi siempre necesitan calcetines y artículos para el cuidado personal. Los bancos de alimentos necesitan alimentos no perecederos. Los centros para ayuda durante el embarazo pueden necesitar ropa de maternidad y artículos para bebé. Al esforzarnos por satisfacer las necesidades físicas de estas organizaciones, también podemos comprometernos a orar por las personas a las que sirven. Sus necesidades espirituales son tan importantes como sus necesidades físicas.
OREMOS: Amado Dios, gracias por todas las bendiciones que disfrutamos todos los días. Ayúdanos a no darlas por hecho. Ayúdanos también a ver a los pobres con tus ojos y a compartir nuestras bendiciones con ellos. Danos la sabiduría para buscar y valorar los tesoros de tu Reino, por encima de los tesoros de este mundo. Ablanda nuestros corazones y derriba nuestros prejuicios para con aquellos que tienen menos. Ayúdanos a confiar en ti y en tu cuidado. Amén.
Traducción: Erika De Urquidi
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