For the English version, click here.
“Que se amen los unos a los otros, como yo los he amado’’. –Juan 13, 34
Aquí hay un pequeño detalle que debemos notar en esta historia de la Última Cena. Jesús emite el mandamiento de amor DESPUÉS de que Judas abandona la habitación. El espíritu del interés propio debe partir antes de que se escuche el mandamiento del amor y se arraigue en la comunidad de fe. Mientras nos sigamos preocupando por defender nuestra riqueza, seguir nuestro camino, el amor no tiene a dónde ir. Podemos decir que amamos a nuestras familias, a nuestra Iglesia, a nuestro país, pero si el interés propio sigue ahí, ese espíritu nos posee y nada más.
¿Es el interés propio realmente algo tan malo? ¿Por qué no buscar ser el número uno y amarnos a nosotros mismos antes que a cualquier otra cosa? Ciertamente, el auto-odio es improductivo, y la autoestima es saludable y necesaria. Pero un mundo de personas interesadas en sí mismas, como el mundo que tenemos ahora, está lleno de personas codiciosas que buscan el dominio sobre los demás. Es un mundo donde el miedo se institucionaliza, la injusticia es inevitable y la violencia es una virtud. El mandamiento del amor no es una sugerencia. Es el único camino para que venga el reino.
Cuando amas a alguien, ¿qué pasa con el interés propio?
Debido a que El Evangelio en el hogar hace una pausa durante los meses del Verano, tomaremos nuestras reflexiones semanales de Para meditar las lecturas dominicales.
Imagen: Sweet Publishing / FreeBibleimages.org